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Ana Ibáñez
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16 dic. 2019
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Renzo Rosso confía Diesel a Massimo Piombini

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Ana Ibáñez
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16 dic. 2019

Massimo Piombini regresa a Italia. Tras tres años al frente de Balmain, el directivo, que ya había trabajado para Valentino, estrenará en febrero de 2020 su nueva oficina de director general (CEO) en la sede de Diesel en Breganze, en la región de Véneto.


Massimo Piombini - FNW


Pocos días después de que se formalizase su salida de la marca de lujo francesa, que pasará a estar dirigida por Jean-Jacques Guével, ya se conoce el nuevo proyecto del directivo italiano.

Y es grande. Mientras que en Balmain tuvo que desarrollar una marca en pleno crecimiento, propiedad del fondo Qatari Mayhoola y con la dirección artística del popular Olivier Rousteing, el desafío que se le plantea en la marca italiana famosa por sus jeans es bastante diferente.

Hace ya dos años que, Renzo Rosso, fundador y propietario de la marca a través del grupo OTB, con la ayuda de Ubaldo Minelli, director general del grupo a quien Massimo Piombini rendirá cuentas, decidió revisar el modelo económico de Diesel.

"Diesel es una marca única que representa la expresión de uno mismo, la creatividad y la energía alternativa. Un icono que cambió la industria con su enfoque de estilo de vida, un producto pionero y una forma revolucionaria de comunicarse. Recientemente volví a reconectar la marca con sus raíces, algo que ya está dando resultados muy positivos. Quiero que Massimo alimente su motor y la lleve al sitio en el que se merece estar", declaró Renzo Rosso en un comunicado de prensa.

Con la salida del director creativo Nicola Formichetti, lo que prevalece ahora es un nuevo enfoque basado en las colaboraciones con nuevos talentos (Glenn Marten, A-Cold-Wall...). Pero Diesel, la marca más grande del grupo OTB (Viktor & Rolf, Maison Margiela, Marni...), está atravesando la crisis de los cuarenta. Sus ventas cayeron un 19 % el año pasado hasta los 810 millones de euros (unos 902 millones de dólares). Esta reorganización, pero también la caída en las ventas y sus dificultades en Estados Unidos, donde su filial se acogió a la ley de protección de bancarrota, condujo a la salida de su anterior CEO, Marco Agnolin, el pasado mes de marzo.

Así que hay mucho en juego para Massimo Piombini. Sobre la base del proyecto Red Tag (el uso de talento externo, N. de la R.), tendrá que revitalizar una marca que ha llegado a los 1100 millones de euros. Para lograrlo, cuenta con 5000 colaboradores y 700 tiendas en todo el mundo.

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