Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
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29 ene. 2019
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La alta tecnología de la mano de la Alta Costura

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
29 ene. 2019

Lo digital y la tecnología han estado invirtiendo en la moda desde hace unos años. Ropa inteligente, ropa conectada, materiales revolucionarios, tecnologías del futuro, costura sin hilos... Por no hablar de los cortes con láser o las impresiones en 3D ahora utilizados por la mayoría. Pero la innovación también es, para algunas casas nuevas, el corazón de su enfoque creativo, como lo ilustra la semana de la Alta Costura que terminó este jueves.


El final del desfile de Iris Van Herpen - irisvanherpen.com


La pionera de la moda de alta tecnología, Iris Van Herpen abrió la semana. Primero presentando un vestido hecho con impresión en 3D en 2010, la diseñadora holandesa, ganadora del premio ANDAM en 2014, desde entonces ha atraído a la multitud a sus espectáculos con sus esculturas con extrañas formas orgánicas.

En su último desfile, la dimensión tecnológica también se extendió más allá de la colección, ofreciendo al público un final con gran impacto visual obtenido gracias a una luz láser que sumió a la sala en un sueño digital compuesto de nubes en movimiento, mientras que las modelos, con iluminación inferior, evolucionaban como luciérnagas brillantes. Imágenes inolvidables, que no dejarán de enriquecer el contenido de la web de la marca y expandir su universo.

La innovación se hace cargo de todo el proceso, desde la fabricación hasta la presentación, pasando por la comunicación para ofrecer una "experiencia de moda" de 360 grados. Un enfoque que idealmente satisface la sed de experiencia y narración de los consumidores de hoy.

Flora Miranda, de 28 años y que estudió en Iris Van Herpen, lo entendió bien organizando al margen de la Semana de Alta Costura un verdadero show-actuación con la actriz y artista multimedia Signe Pierce para presentar su colección “Deep Web”.

Un momento informativo, donde la presentadora, plagada de smartphones en plena selfiemanía, explicó en un pequeño escenario del Grand Rex, con gráficos y tablas, cómo la máquina pudo crearse por sí misma. Las modelos de la colección ilustraron las diferentes etapas del proceso y de este aprendizaje informático. Al final, la audiencia quedó más fascinada por el espectáculo que por la ropa y quedó con la impresión de estar en sintonía con su época.


La presentación high tech y alocada de Flora Miranda - ph Dominique Muret


La diseñadora tecnológica, nacida en Salzburgo, donde creció en una familia de artistas y músicos, se centró primero en la pintura. Pero luego abandonó Austria y se instaló en Amberes, donde se graduó en 2014 de la Academia de la Moda y lanzó su primera colección en 2016.

"Estoy muy inspirada en la cultura de internet, lo digital, nuestra identidad digital. Mi ropa se hace con mayor frecuencia a mano en mi taller, la tecnología interviene solo en algunas partes. Es más bien la estética de la tecnología lo que me atrae”, nos explicaba Flora Miranda al final de su espectáculo.

"Vendo vestidos, pero también vendo las historias que construyo alrededor. ¡Estamos creciendo! Hay muchas empresas, no necesariamente de moda, que están interesadas en mi trabajo y mis historias”, continuaba la creadora, que ha encontrado un nicho entre la moda y el arte en un enfoque interdisciplinario.

Gyunel Rustamova, de 37 años, también comenzó como pintora antes de cambiar a la moda. Nacida en Bakú, Azerbaiyán, se mudó a la London College of Fashion y Central Saint Martins. Registró su marca de Alta Costura, Gyunel, en 2005, comenzando a desfilar solo en 2013. Hoy tiene cerca de cincuenta clientes privados.

"En el colegio, aprendí pintura en seda con los mejores especialistas. Pero al final, es algo muy limitado. Siempre pinto mis impresiones con óleo o acuarela, pero luego uso la impresión digital para reproducirlas en mi ropa", contaba en un salón del Hotel Ritz, donde presentó su colección durante la semana de Alta Costura.


Una modelo de Gyunel mostrando la tecnología - DR


“Utilizo también el corte con láser y las impresiones en 3D. Ahora la tecnología está por todas partes. Esto empuja los límites de la creación y nos brinda más oportunidades, especialmente para pequeñas empresas emergentes", constataba.

La joven diseñadora armenia Armine Ohanyan, que también desfiló al margen de esta semana de Alta Costura, encaja en la misma vena tecno-moda. La impresión 3D, el corte con láser y los materiales atípicos como la silicona forman parte de sus técnicas creativas. Asimismo, ocasionalmente se ha embarcado en actuaciones artísticas multifacéticas para presentar su trabajo.

Al igual que Yuima Nakazato, de 33 años, fanático de la costura digital sin hilos y sin agujas, que cerró la Semana de la Alta Costura este jueves, donde presenta sus colecciones desde julio de 2016. "Para mí, la tecnología es solo una herramienta, pero sigue siendo fundamental porque abre nuevas posibilidades", dijo el diseñador japonés que se presentó en bata blanca en medio del público para explicar su enfoque.

Las grandes máquinas presentadas en la pasarela el año pasado, un escáner 3D y una cortadora láser que permitían tomar las medidas del cliente y cortar las diferentes piezas de tela para ensamblar también desaparecieron. El diseñador, que estudió en la Academia de Amberes y llevaba mucho tiempo dibujando puestas en escena para teatro y cine antes de fundar su propia marca en 2015, optó esta vez por una presentación más íntima, con más ropa de diario y que se pone fácilmente, pero siempre con una fuerte autenticidad.


El artesano de nueva generación deYuima Nakazato - ph Dominique Mure


Este creó una historia en torno a ocho personajes de diferentes edades y orígenes, elaborando cada prenda que expresa tanto su historia como su memoria y su personalidad. Para ello, se centró en una sola prenda, gracias a la técnica sin hilos que desarrolló, con diferentes secciones de telas, que tienen para cada persona un significado especial.

La anciana con vestido que toma las pinturas de su marido, la fotógrafa apasionada por la Ruta de la Seda, un especialista en tintes índigo, el vestido de novia diseñado con la lencería de su abuela, el traje de un bailarín que mezcla las diferentes etapas de su carrera, la camisa que mezcla el guardarropa de un hijo y un padre apasionado por el rock, un niño de 9 años que sueña con convertirse en astronauta y una niña de 4 años que junta todos sus peluches en un solo vestido.

Finalmente, la tecnología se desvanece para dejar espacio a una personalización muy importante y un importante trabajo a mano. Yuima Nakazato, un gran narrador de historias, seduce con una instalación sobria pero efectiva, jugando con la poesía de una película de vídeo y excelentes fotos, así como con la instalación de ropa que combina la pieza de inicio y la que está hecha de recuerdos de sus clientes, mientras que un artesano moderno hace un vestido ante de nuestros ojos introduciendo en los micro agujeros las diminutas sujeciones que reemplazan al hilo.

"La tecnología nunca reemplazará a la mano. Un robot no puede reproducir gestos tan finos y minuciosos. Incluso si la innovación es parte de nuestra vida diaria, nunca reemplazará el savoir-faire de los talleres”, comentó Pascal Morand, presidente ejecutivo de la Federación de Alta Costura y Moda, que asistió al espectáculo.

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