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Natalia Carrazon
Publicado el
8 sept. 2017
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El sueño americano de Raf Simons para Calvin Klein

Traducido por
Natalia Carrazon
Publicado el
8 sept. 2017

Romanticismo nostálgico en el desfile de Calvin Klein, con Dennis Hopper en una serie de imágenes de Andy Warhol que adornaron casi la mitad de la colección, la segunda de Raf Simons para la casa.


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Imágenes estampadas, letras, el accidente de coches doble de Warhol y diferentes logos en gran parte de los outfits, fue la última reinvención del sueño americano por Raf Simons. Un sueño en el que el diseñador ha cambiado de un modo magistral el minimalismo habitual de Calvin Klein, leimotif de la casa, por un alegre ensamblaje de iconografía americana. Todo esto ensamblado en una osada paleta de colores que fueron desde un naranja sangre, fucsia y amarillo canario en faldas de rodeo en raso, hasta el rojo fuego de las botas de cowboy.

Hombres y mujeres que prácticamente intercambiaron sus vestuarios. Ambos vestidos con cuadros escoceses, abrigos chesterfield, chaquetas vaqueras, pantalones estampados con los superhéroes de Warhol, o acabados con etiquetas de cuero con miniaturas de Brooke Shields en la mítica campaña de la casa en 1981 “Nothing comes between me and my Calvins” “Nada se interpone entre yo y mis Calvins).

Un fantástico estampado de estilo arlequín bordado con el nombre y dirección de la compañía o una serie de extravagantes accesorios, como las piezas de pasamanería que varios de los modelos llevaban atados a la muñeca, cinturones de estilo industrial e incluso pistoleras, todo combinado convertirá a Calvin Klein en la marca americana más atractiva del momento. El resultado fue un fantástico desfile con prendas únicas y una colección de alto contenido comercial.

Hubo un tiempo en que Calvin Klein era sinónimo de monocolor y telas high-tech. Esto ha terminado. Bajo la dirección de Simons, Calvin Klein es sinónimo de tonos neón, sedas francesas y cuero de carácter expresionista. El diseñador ya ha dejado su marca en el nuevo rediseño de la flagship store de Calvin Klein en Madison Avenue. La tienda era, hasta ahora, un templo del minimalismo de los 90, un local completamente blanco cortesía del arquitecto John Pawson que ahora ha sido pintado de amarillo chillón con manojos de tela del artista Sterling Ruby suspendidos del techo. El mismo artista estuvo a cargo de los gigantes y coloridos flecos de lana que colgaron del techo durante el desfile que tuvo lugar en la sede de la casa en el número 39 en pleno corazón de Manhattan. Al exterior, un atasco de Cadillacs Escalade y las estrellas (Kate Bosworth, Kyle MacLachlan y Cindy Crawford, cuya hija Kaia desfiló esa noche) que llegaban al show entre los flashes de los paparazzi.

“Creo que la moda ha estado jugando demasiado seguro. Por esto es esencial ver mucho cine y series de televisión. Ellos crean con mucha más libertad”, apuntó Simons en el backstage. La banda sonora estuvo a cargo de la música de American Beauty y de Fahrenheit 451.

Simons sorprendió a los periodistas al revelar que su reciente y favorito pasatiempo había sido la serie Juego de Tronos. “Me he enganchado a ella. Empezó hace siete años y no la había visto antes. Pero todo es alucinante, las batallas, los diálogos y las localizaciones. No es algo que se podría esperar que me gustara. ¡Todas esas batallas!” exclamó. Completamente opuesto a un moderno y femenino desfile de sedas y rejilla.

Simons salió a recibir la ovación junto con su colaborador de diseño de mucho tiempo Pieter Mulier y, cuando se le preguntó sobre el tema de las camisetas de Warhol, respondió “¿Why Dennis Hopper? ¡Es el hombre americano!”

No podría estar más de acuerdo con él.
 

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