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23 ene. 2017
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Efecto Trump: ¿la nueva moda y oportunidad de lo #HechoEnMéxico?

Publicado el
23 ene. 2017

"Seguiremos dos reglas sencillas: compren cosas estadounidenses y contraten estadounidenses". Esta fue una de las frases más contundentes que dijo Donald Trump durante su discurso de toma de posesión como nuevo presidente de Estados Unidos, y que, como mecanismo de defensa, México también ha empezado a sembrar entre sus propios ciudadanos.

Una de las piezas de la reconocida diseñadora Carla Fernandez que forman parte de su nueva línea llamada "Moda en resistencia". La creativa llevó alguna de estas prendas durante la Marcha de la Mujer el sábado pasado. - Carla Fernández/Verne México


Desde su campaña como candidato del Partido Republicano, el ahora ocupante de la Casa Blanca ha mantenido un discurso de proteccionismo y rechazo hacia México, sobre todo en materia comercial con la salida de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, en inglés) y una amenazante imposición de arancel de 35% a las exportaciones mexicanas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Lo anterior no sólo ha generado una ola de terror y descontento entre los mexicanos, sino que también ha propagado un nuevo espíritu nacionalista por mirar al mercado interno e impulsar el consumo de productos hechos en México.

La semana pasada, representantes del sector industrial y de comercio dieron a conocer la constitución formal del "Comité para el Fortalecimiento del Mercado Interno", donde se desarrollarán las propuestas de política pública para la estabilidad, el desarrollo y crecimiento de la oferta nacional.

El acuerdo firmado por la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Turismo y Servicios (Concanaco) y la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) incluye 23 medidas para asegurar eficiencia en el gasto público, privilegiar la proveeduría nacional e impulsar el contenido nacional en productos de mercado interno y de exportación. 

Por otro lado, ante la caída histórica que ha registrado el peso mexicano frente al dólar tras la elección de Trump, el aumento en los costos de insumos importados y la desaceleración del consumo interno, la industria mexicana textil y de calzado ha pedido a los empresarios cuidar la inflación e impulsar la competitividad en el sector. 

Este año, la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive) anunció que le apostará fuertemente a la innovación, buscará ampliar la cadena de valor para llegar al consumidor mexicano, al mismo tiempo que adelantó que está en pláticas para firmar un tratado con Brasil. 

Asimismo la Cámara de la Industria del Calzado en el Estado de Guanajuato (CICEG) —que tiene a la ilegalidad y subvaluación como grandes enemigos— informó recientemente sobre la creación de un centro de investigación y desarrollo de moldeo, un nuevo programa de internacionalización de la industria para el impulso de su cadena productiva, así como la posibilidad para las empresas del sector de subsidiar a sus trabajadores el 50% del incremento al pasaje, lo cual podría beneficiar a 180.000 trabajadores.

Ambos sectores, fundamentales para la industria de la moda en México, están sumamente inquietos por la modernización del TLCAN. Y es que según la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato, Estados Unidos es el principal mercado de exportación del calzado guanajuatense, al enviarse cerca del 80% de producto exportado; mientras que México se posiciona como el cuarto proveedor de productos textiles y de la confección al mercado estadounidense, y el principal exportador de prendas de vestir en Latinoamérica, de acuerdo con ProMéxico.

Sin embargo, aunque la llegada de Donald Trump al poder tiene al país en una constante montaña rusa de miedos, expectativas e incertidumbres, también ha creado un nuevo terreno de oportunidades para la moda nacional.

La nueva oportunidad de la moda #HechoEnMéxico

En México, la industria de la moda representa 1.9% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, 5% del PIB manufacturero y cuenta con 300.000 unidades económicas que generan 1.5 millones de empleos a nivel nacional, de acuerdo con cifras recientes del Consejo de la Moda de Jalisco.

En este contexto y posición tan importante dentro de la economía nacional, las firmas mexicanas de moda mexicana deben aprovechar la incipiente tendencia y sentimiento por lo #HechoEnMéxico, con una nueva narrativa hacia el consumidor y estrategias omnicanal, especialmente en el comercio electrónico y las plataformas digitales.

El boom del e-commerce de moda en México no sólo es una de las mejores opciones para los emprendedores en el sector, sino también es el nuevo camino para que las marcas tradicionales ahorren sus gastos en tiendas físicas, impulsen sus ventas vía online y entiendan las necesidades de un consumidor más informado, exigente y en busca de la personalización.

Por otro lado, las colaboraciones entre firmas mexicanas parecen ser una oportunidad para llegar a las masas, aterrizar las tendencias y alimentar la creatividad nacional. Ejemplo de ello es la reciente colaboración del diseñador tapatío Alfredo Martínez con la empresa Lob, la cual fue presentada en la última edición de Fashion Week México y ha tenido una gran aceptación en el mercado. 

En cuanto a la (re)activación y diversificación hacia nuevos mercados, ProMéxico ha hecho una buena labor al llevar diseños mexicanos a París, Hong Kong y Berlín con su programa México Fashion Design. Sin duda alguna, estas iniciativas y citas de negocios internacionales y entre los propios estados del país por parte del gobierno y las Cámaras de cada sector deben continuar para abrir nuevas puertas en lo que se espera sea una hermética economía por parte de Trump.

¿Y el mundo del retail? Con la venta de Suburbia, la llegada de Falabella a México y la alianza de Liverpool con la chilena Ripley, las empresas mexicanas empiezan a coquetear con nuevos canales de ventas de las minoristas y mercados inexplorados en Centro y Sudamérica.

No obstante, la industria de la moda mexicana se enfrenta a un consumidor desconfiado. El ánimo nacional no está en su mejor momento: la confianza de los consumidores mexicanos ha caído en 14% de diciembre de 2012 a la fecha, mientras que la opinión sobre la situación económica presente del país cayó en diciembre de 2016, según datos del INEGI.

El impulso del sistema de la moda nacional es un esfuerzo conjunto de todos sus actores. El gobierno deberá apoyar con más recursos a las pequeñas y medianas empresas y diseñadores emergentes; las Cámaras de calzado y textil deben invertir fuertemente en la capacitación y modernización en sus procesos de producción y distribución. Por otro lado, y como se ha mencionado anteriormente, el diseñador mexicano tiene la tarea de impulsar su producto bajo un modelo de negocio exitoso que le hable al consumidor con un lenguaje 100% #HechoenMéxico; y finalmente, es necesario aprovechar la posición que México tiene como líder en América Latina para impulsar la inversión al país y ampliar los acuerdos comerciales regionales.

Si el sector quiere mitigar el Efecto Trump y cambiar el mindset del consumo mexicano, deberá conocer mejor el mercado interno, fortalecer el talento nacional, adaptarse a los cambios vertiginosos que tendrá el comercio internacional pero sobre y ante todo, ofrecer a los mexicanos un verdadero producto de calidad, competitivo e innovador.

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